Luego del stop-over de dos horas en la madrugada en Barajas, Madrid, partimos hacia el aeropuerto de Gatwick, London. Luego de mis primeros contactos vía celular con mi familia y amigos, ya estaba listo para partir. Como primer medida, ya se escuchaba mucho inglés en la fila del check-in y yo estaba alucinado, jajaja. Era un vuelo corta de algo más de dos horas, para llegar a Londres sobre las 9:20.
Lo primero que percibí era que ya estaba super en confianza con el despegue, a pesar de que sólo había vivido uno, jajaja. Sentía como que ya volar era parte de mí. Curioso, no? Yo sentía algo por el estilo. Me sentí super cómodo, las azafatas también eran españolas y el avión Boeing 737-800 era mucho más amigable y volador, que el previo Airbus A330-200 que me había traído a través del Atlántico. Los sonidos de la inserción del tren de aterrizaje parecían acariciar el fuselaje.
Sobre volamos luego el País Vasco y me impresionó su belleza. Acantilados que morían en el mar nos dieron la bienvenida al mar Cantábrico. Cruzamos el mencionado mar bordeando Francia para luego enfilamos al archipiélago británico.
La bahía cercana a Southampton realmente me sorprendió. Los barcos ingresando a los puertos y luego esos típicos verdes ingleses parecían de película. Lo que es más, la presencia de hermosos chalets y castillos hacían que las vistas fueran magníficas. Y luego ya el tráfico acercándose a la parte sur de Londres apareció entre el sonido de la bajada del tren de aterrizaje. Su presencia nos indicó que el aeropuerto de Gatwick nos daba la bienvenida...
GRACIAS POR LEERME!!!
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